muñecos de trapo desechos.
Desilachados sueños
que ni vuelan ni caminan,
ni van a ningún lado.
No hay razones ni cuentos,
que se puedan demostrar
siendo huérfanos de hechos.
La ilusión no se cotiza...
Que no, que no...
Que ya no puedo,
que a lo mejor no quiero.
Que no, que no...
Tiré de un hilo suelto,
y el muñeco se ha esfumado.
Entre los dedos de mi mano,
los restos de tu naufragio.
Dos botones, de ojitos,
y un trajecillo dorado.
Todo el resto era algodón,
algodón muy bien inflado.
Que no, que no...
Que ya no puedo,
que a lo mejor no quiero.
Que no, que no...
Que jugar si,
pero no con muñecos viejos.
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