Arena entre los dedos.
Suave viento, que arrastra palabras,
que cargan sentimientos.
Me rozó un te quiero.
La arena vuelve a caer
y vuela con el viento,
juega con las palabras,
azota los sentimientos.
Todo salió de entre mis dedos.
Puedo crear sueños,
bajo esta luz
que nos hace pequeños.
Decorarlos, extenderlos...
Puedo incluso gozarlos,
sentirlos, verlos...
Pero no puedo contener
la arena entre mis dedos.
Te hemos clamado al cielo.
Sin decirlo te llamamos,
flotabas en mis anhelos.
Tan bonito como amarnos,
tan sencillo y tan completo,
un milagro te ha creado.
Pequeña semilla viva,
inocente, cautiva.
Tan grande es la alegría,
tanto como una vida.
Vida dentro de mí,
vida que engendra vida,
fruto de un sentir
un querer que es mi alegría.
Y flotas dentro de mí,
ignorante de todo,
ya todo es para ti,
tú por encima de todo.
Tan grande es lo que siento
que no puedo explicar,
como logras cambiar
todos mis pensamientos.
Latiendo a la vez,
respirando, durmiendo.
Pequeño y divino pez
que flotas en mis adentros.
Nada puedo decir,
nada más que te quiero.
Vete.
Vete de mi casa y mi amor,
saca tu olor de mi alma.
Vete de mi corazón,
no latas en mis entrañas.
Vete, vete de mi sol,
marcha sin tierra de mi patria.
Bandera de mi cuerpo,
brillo de mi esperanza.
Vete con tu razón
y tu lengua afilada
que el vino vuelve marrón
y a su antojo me desgarra.
Rabia y miseria de dos,
que vuelve las flores nada,
pisa fuerte el corazón,
encadena en óxido las alas.
Alas de volar dos,
caballo de la mañana.
Restos de una pasión
que cortamos con navajas.
Navajas sucias de agobio,
de necesidad aplazada.
Cada uno con su razón,
parte en dos esta balanza.
Energía que se juntó
con la luz de cien mañanas,
ilusiones que crecían
cual tulipanes de Holanda.
Todo va en escorrentia,
rambla de la montaña.
Todo, todo es, mi amor
querer ayer en mañana.
Tú, mi amor, bandera y patria,
Tú, sexo y camarada.
Tú, fuego encendido
y dulce pesebre de cañas.
Tú, mi anclaje a
cuando los ángeles me llaman.
Tú, siempre tú,
quedate,
quedate cien mañanas.
Tú, sólo tú
late y palpita en mi entraña.
Olor de mi café,
geranio de mi ventana.
Madrugada abierta,
brecha en el alma.
Sopla suave el viento
y acuna las palmas.
Sonidos como lamentos
que flotan en la noche clara
salen de muy adentro
y son más que palabras.
El mar sereno y de plata
la orilla acariciaba,
una estampa tan hermosa
y solo la luna miraba.
La noche se había asentado,
ni se intuía el alba,
todo estaba tan calmado
que parecía que no acabara.
Callaron todas las voces
y el silencio contestaba.
La brisa con sus roces
traía olores y calma.
Tranquilas, dulces y mansas
se ven de este lado tus aguas
pero, sereno Mediterráneo
¡cuántas vidas te tragas!
Ya no es tiempo de sirenas,
tampoco se pierden los barcos
ni te surcan las galeras.
ahora es tiempo de pateras
son esclavos de otro bando
víctimas de nuestra era.
Gira, suave,
va girando.
Noche, nace.
Muere el día,
amando.
El mar come arena.
Álgida pleamar,
cobijo de sirenas.
Gira, suave
sigue, sigue girando.
Luna, lunita, lunera,
sobre el mar
y los tejados.
Gira, suave,
ve girando.
Quema y bombea
mi sangre
con tu ritmo grabado.
Madre de mi alma libre,
late en mi pecho quebrado.
Brilla girando,
sigue...
Luna, lunita, lunera,
sobre el mar
y los tejados.
Llena de ti mi cara,
llena de ti mi patio.
Mañana te come el sol,
y todo será olvidado.
Gira, suave,
va girando.
Muere, noche.
Nace el día,
amando.
